“No somos responsables de las
emociones, pero sí de lo que hacemos con las emociones”, escribió el
psicoterapeuta Jorge Bucay. Como en toda vida humana, los días buenos y malos
aparecen con normalidad. En el caso de la atención de un niño con discapacidad,
la intensidad de los días es a doble revolución. Así me topé con dicha novedad:
Durante una de las tantas sesiones de
psicología grupal en Fasinarm, la psicóloga nos indicó: “Recuerden que ustedes
deben primero estar bien, para que puedan ayudar a que sus hijos estén bien. No
pierdan sus sueños, sus anhelos”.
Acto seguido cada madre empezó a
nombrar qué sueños particulares tenían para sí mismas. Que si querían poner un
negocio personal, capacitarse un poco más a nivel profesional, dedicar un poco
de tiempo a las amigas o simplemente ponerse en forma, etc. Cada una tenía un
deseo para sí.
Lo cierto es que, con tanta atención que requieren nuestros
niños y si a esto se suman las tareas cotidianas del hogar y/o del trabajo
profesional y otras situaciones de vida, poco o nada de tiempo queda para la recreación
sana de la mente de una madre.
Desde aquel día hasta hoy he tratado
de abrirme espacios breves de atención a mí misma. No ha sido sencillo y aún
sigo en este intento con afán pues, con dificultad, he logrado comprender lo
bueno de establecer un equilibrio en las emociones y sueños diarios de una
madre para refrescar enfoques de desarrollo familiar (primer terreno fértil de las prácticas inclusivas).
2 comentarios:
Siempre es recomendable tomarnos un minuto para poder respirar un poco, comer un capricho, irse al cine etcétera, la vida nos brinda día a día frutos y tenemos que sacarle a estos todo su jugo.
Un abrazo, felicitaciones con tu blog.
Nelson
Excelente, Nelson. Gracias por recordarlo. Un abrazo, saludos.
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